Me caí un par de veces ya que el suelo estaba resbaladizo y
lleno de ramas y hojas. La primera vez no me importó, solo me hice un rasguño,
me levanté y seguí corriendo pero la segunda vez caí sobre una pequeña piedra
haciéndome bastante daño por lo que tuve que parar de correr y entonces entre
sollozos y jadeos, escuché el sonido del agua, era un río. Me adentré un poco
más y ahí en medio encontré un lugar precioso.
Una parte del bosque que nunca pensé que estuviera ahí. Era
increíble, estaba completamente repleto de árboles, seguramente si intentara
volver allí me sería imposible. Partiendo el bosque en dos había un río, no
demasiado grande pero si a unos pocos metros de altura, quizás tres o cuatro, y
a cada lado un barranco. Vi unos metros más lejos una gran piedra, asomada al
río. Decidí sentarme allí ya que tenía que descansar y mi rodilla dolida no me
iba a dejar seguir caminando. Me hice un ovillo, ya que hacía bastante frío,
puse mi cabeza entre las piernas y simplemente me quede pensando mientras las
lágrimas caían silenciosamente.
Estuve así cerca de media hora más o menos cuando escuché a
lo lejos el sonido de una moto, pero no le di importancia ya que dejo de sonar
en unos segundos.
Entonces escuché unos pasos…
-
Que bien. –Dijo irónicamente una voz masculina.- Ya no
puedo estar solo ni aquí. –Se notaba un tono desagradable en su voz, enfadado.
Reuní todas las fuerzas que me quedaban y me levanté
quitándome con una mano las lágrimas que caían por mi cara y haciendo todo lo
posible por no desequilibrarme por el dolor de la rodilla. Sabía que me iba a
doler aún más ya que había estado allí sentada sin moverme.
No lo podía creer, era ese chico otra vez, el de la moto.
Esto era genial, la persona a la que más me apetecía ver en ese momento. Seguía
algo molesta por el choque del día anterior.
-
Vaya, sigues igual de amable. –Dije dándome la vuelta y
acercándome hacia él.
Otra vez, su rostro cambió al verme. Dejaba de estar
enfadado. ¿Por qué me miraba así? Como si fuese alguien que conociera. Sus ojos
se clavaban en mí, y yo al principio solo pensaba en lo guapo que era, pero
rápidamente recordé la escenita y no estaba de humor como para que me montase
otra. Creo que se dio cuenta de mi pequeña cojera pero no le di importancia, no
iba a dejar que me viese vulnerable.
-
Tú, otra vez…
-
Tranquilo que ya te dejo sólo. –Le corte a mitad de la
frase con tono enfadado, empecé a caminar aunque no sé hacia donde ya que no me
acordaba por donde había venido.
-
Eres un poco borde ¿no? –Me dijo haciendo que mi enfado
aumentara, aunque ni siquiera lo dijo a malas, pero en ese momento creo que
cualquier palabra de cualquier persona del mundo me hubiese molestado.
-
No, tu has pedido soledad, ahí la tienes. –Dije molesta
y con tono despectivo.
-
No tienes derecho ha hablarme así, ni siquiera sabes
por que me ha molestado que hubiese alguien aquí, ni por qué quería estar solo.
-
Claro, ¿acaso tú sabes por qué yo estaba sola o quiero
estarlo? Eres un estúpido y un egoísta. –Normalmente yo no hablaría así a
nadie, pero estaba dolida, los recuerdos habían vuelto y encima él no ayudaba.
-
¿Sí? ¿Pues sabes lo que pienso yo de ti? Que eres una
niñita que no tiene idea de lo que es sufrir de verdad y por eso no entiendes
por qué necesito estar sólo. –Dijo con rabia, no estaba enfadado se le notaba,
y al igual que a mí se notaba que no era así pero algo le hacía serlo. Yo ahora
sí estaba enfadada, ¿qué no sabía lo que era sufrir de verdad? él sí que no
sabía nada.
-
Ah no, claro que no… ¿no tengo ni idea no?
-
No, claro que no la tienes. –Dijo mirándome
directamente a los ojos. Le aparté la mirada y en realidad creo que fue la
rabia que se apoderaba de mí pero no sé como le dije esto.
-
Cierto, mi madre muere y yo no sufro, lógico –Dije
ahora gritando mientras salían unas cuantas lágrimas de mis ojos por la rabia.
Ahora sí su mirada había cambiado totalmente, se quedó
petrificado en el sitio y sin decir nada, aunque no le di tiempo, di media
vuelta y salí corriendo como pude.
Oí su voz, creo que se llamó a sí mismo estúpido pero no
estoy segura y después me gritó y dijo que me haría daño y algo más que no pude
ni quise oir.
No me importaba nada ni nadie, corrí y corrí hasta volver a
llegar a la carretera.
Una media hora después estaba por fin en mi casa, serían ya
las 11 de la noche por lo menos pero no me importaba que fuese sábado, solo
quería meterme en la ducha y no pensar en nada.
Menos mal que mi padre no estaba en casa, aún estaría en
casa de Liam. Seguramente hubiese notado mi tristeza o enfado y según es no me
hubiese dejado en paz.
Era imposible no pensar en nada, en mi mente no paraba de
dar vueltas mi madre, y ese chico. Era un idiota, pero por qué me había hecho
sentir así, nunca nadie me hizo sentir tanto dolor solo con una frase: “Eres
una niñita que no tiene ni idea de lo que es sufrir de verdad”. Y tanto amor
por ese lugar, ¿qué le habría pasado? Buah, me da igual, era un estúpido.
Ya era domingo por la mañana, bastante pronto además, ya no
me podía dormir así que decidí levantarme. Ni siquiera mi padre se había levantado,
y los chicos seguro que tampoco. Miré mi móvil y tenía unas cuantas llamadas
perdidas de los chicos, incluido Harry, seguramente le habrían contado lo que
paso. Pero en realidad no me apetecía hablar con nadie.
Me recogí el pelo me puse un chándal y decidí salir un rato
a correr olvidándome de el dolor que aún sentía en la rodilla, pero así mi
cabeza se despejaría.
Ya llevaba un rato, y con la música no escuché que empezó ha
haber algún que otro trueno. Me dí cuenta del mal tiempo cuando empezó a
llover, era genial. Menos mal que no estaba demasiado lejos de la casa de Lou.
Llegué allí empapada. Me abrió la puerta mi tía y me dijo
que Louis seguía durmiendo. Así que decidí darme una ducha y cambiarme antes de
ponerme mala, pero cuando pasé por delante del cuarto de Lou no me pude
aguantar las ganas.
Entre silenciosamente, me quité la goma del pelo y lo puse
totalmente mojado sobre su cara. Louis empezó a despertarse y gritó:
-
¿¿Pero qué haces!?
Yo no podía parar de reírme y entonces ya sabía lo que
llegaba, él me agarró levantándome totalmente y me tiro sobre la cama, cogió un
cojín y empezó a darme en los costados, yo seguía riéndome pero me preparé para
el contraataque.
Después de unos minutos mi tía subió por el ruido y se
empezó a reir, pero también nos regañó porque dejamos su cama un poco mojada.
Mi humor no estaba como para una guerra contra Louis, pero
esta se la debía y sabía que me vendría bien pasar un rato así como en los
viejos tiempos.
Después de una rápida ducha, salí al pequeño jardín que
tienen y me senté en el banco de madera con una taza de café al lado de Louis.
-
Echaba de menos esto. –Dijo, sonriendo pero mirando al
horizonte.
-
Lou, si llevo aquí ya dos semanas. –Contesté dando un
sorbo al café.
-
Sí, pero no eres la misma. Estás más apagada, y lo
entiendo. Pero me gustaría que volvieses tú. Esa chica que no paraba de reir,
mi primita. –Me dijo ahora sí girándose y mirándome a los ojos. Su mirada era
melancólica, podía notar tristeza y a la vez un brillo especial y sabía que era
porque por un momento volví a ser yo. Louis puede ser muy profundo si se lo
propone y eso me gusta de él.- ¿Recuerdas cuando nos pasábamos el día corriendo
por este jardín y por las calles? ¿Cuándo solías tirarte encima mía
intentándome hacer daño? –Sonreía. Me gustaba hablar así con él, en realidad
pocas veces se ponía serio.
-
Claro que me acuerdo. –Dije yo también sonriendo.-
Siento que no sea la misma, es difícil.
Me acercó hacia él y me abrazó. Nos quedamos así un buen
rato, los dos mirando hacia el jardín, viéndonos hacía unos años jugando por
allí.
Entonces de repente sonrió, se aparto un poco de mi y dijo:
-
Bueno querida primita, ¿qué te traes con mi amigo?
–Alzó una ceja.
-
¿Qué me traigo de que? ¿Y con qué amigo? –Dije
totalmente desorientada y desprevenida.
-
No te hagas la loca pequeña, tú y Harry pasáis mucho
tiempo juntos ¿verdad? –Dijo Louis, realmente esto sí que no me lo esperaba.- Ya
sabes, has venido, no hay mucha gente por aquí y Harry es una muy buena persona
además se nota que le cuidas mucho –Me empezó a dar flojos codazos.
-
¿En serio me estáis diciendo esto? A ver, Harry es
increíble, lo paso muy bien con él y es muy guapo pero… -Ni siquiera acabé la
frase cuando Louis se lanzó a decir.
-
¿Pero qué? Como acabas de decir os lleváis muy bien y
es guapo ¿no?, además tú también le pareces guapa a él, me lo ha dicho.
Piénsalo –Dijo creo que dejando el tema zanjado. Se levantó.- ¿Quieres más
café?
Sabía que era lo que pretendía, siempre lo hace, deja el
tema en el aire para que le des vueltas y te comas la cabeza, lo que no entendí
fue por que lo hizo. Vale, esto sí que era raro. ¿Harry y yo? Está claro que
nos llevamos muy bien, que siempre me anima y me cuida, y además es realmente
guapo pero… Espera, me lo estoy pensando!
No hay comentarios:
Publicar un comentario