Ya estaba prácticamente fuera y notaba como Harry me seguía.
-
¡Eh! ¡____! ¡Para! –decía a mi espalda.
Yo le ignoraba y por fin salí de ese lugar atravesando la
verja antes de que se cerrara.
Crucé la calle cuando Harry me paró agarrando con suavidad
mi brazo.
-
Vale, ya está, tranquila –dijo girándome para
abrazarme.
Yo seguía conteniendo mis ganas de llorar, no quería que
pareciese más de lo que era pero realmente estaba asustada por ese chico.
El momento de la fiesta no lo recordaba con cada detalle y
ese día el chico no fue tan lejos. En la calle parecía loco y probablemente si
Harry no hubiese intervenido en cinco minutos él estaría aprovechándose de mí.
Harry se apoyó creo que sobre el respaldo de un banco
conmigo en sus brazos. Le escuchaba decir palabras tranquilizadoras suavemente
entre mi pelo.
Pasaron unos minutos y yo me calmaba poco a poco aunque
seguía estando asustada.
-
¿Qué quieres hacer? –preguntó Harry separándose un poco
de mí para mirarme a la cara.
-
No voy a volver ahí dentro –contesté negando asustada
con mi cabeza.
-
Si quieres podemos ir a tu casa, allí estarás mejor.
-
Harry, deberías volver a clase, yo me iré a casa ¿vale?
-
Si claro, estas temblando y estoy yo aquí no quiero
imaginar como estarás sola. Venga anda, no pasará nada por un día –dijo
empezando a caminar.
Al final nos quedamos en un parque, mi padre estaría en casa
hoy y su madre también y no nos dejarían saltarnos las clases.
-
¿Crees que me vio? –pregunté sentada a su lado en el
respaldo de un banco.
-
No, pero aún así no dejaré que haga nada, ya te lo
dije.
-
Y yo te dije que no quería que tú hicieses nada, no le
mires y no te enfrentes –le dije casi como una orden.
Resopló.
-
Harry esto es en serio. –Asintió sin ninguna gana y
casi sin ninguna credibilidad pero me relajé un poco.
Pasamos un rato hablando y poco a poco se me iba olvidando
el tema.
-
Por cierto ¿qué te has hecho en el pelo? –pregunté.
-
¿En el pelo? ¿Qué pasa?
-
No sé, es como si hubiesen desaparecido tus rizos –dije
bromeando aunque muy seria.
-
¿Qué? –dijo asombrado y asustado tocando su pelo.
Yo me empecé a reír a carcajadas, era exagerado con el tema
de sus rizos y siempre me aprovechaba para gastarle bromas y aún así seguía
cayendo.
-
No tiene gracia –dijo mirándome mal.
-
Yo creo que sí, adoras tus rizos –dije mientras seguía
riéndome.
-
Tú también no mientas –me dijo.
-
Que va, tienes pelo de escarola –dije bromeando, en
realidad me gustaba.
-
¿Así que pelo de escarola eh? –dijo matándome con la
mirada.- A ver como queda ahora tu pelo.
Se levantó y me levantó a mí cogiéndome en brazos y
haciéndome cosquillas a la vez que removía mi pelo. Yo me empecé a revolver y
no paraba de reírme. Empezó a girar y ha hacer movimientos extraños que hacían
que yo siguiese riendo.
-
¡Harry para! –decía mientras él seguía con las
cosquillas y sin bajarme.
Él se limitaba a reírse.
Entonces durante un segundo en un giro le vi. Su pelo
oscuro, su piel morena, sus ojos negros posados sobre mí. Espera, ¿había sido
mi imaginación? ¿Por qué ya no estaba?
Mi risa seguía ya que no podía pararla pero mi mirada
buscaba a ese chico, ese chico que hacía semanas que no veía y moría por
hacerlo. ¿Dónde se había metido? Juraría que le había visto si mi mente no me
había jugado una mala pasada claro.
Harry notó que estaba en otras cosas y me bajó al suelo
preguntándome si estaba bien. Yo asentí para después dar otra rápida mirada
alrededor de nuestra posición buscándole, pero nada, no estaba. ¿Qué había sido
eso?
A Harry se le ocurrió la idea de pasar el día por el centro
ya que no íbamos a volver a las clases y aún faltaban unas horas para que
terminaran.
Cogimos el primer autobús que iba hacia allá y pronto
llegamos, como en unos veinte minutos.
Nos bajamos y fuimos a mirar alguna tienda así
aprovecharíamos para comprar algo de ropa y me despistaría un poco.
Decidimos quedarnos a comer y después seguimos con las
compras mientras paseábamos por esas preciosas calles de Londres. No estábamos
en pleno centro pero aún así había bastante gente por allí.
Por fin ya, con los pies destrozados y unas cuantas bolsas
en las manos volvimos a casa. Por suerte a él se le ocurrió dejar las mochilas
en un lado de su jardín, si no hubiéramos tenido que llevarlas todo el día.
Entré a mi casa saludando a mi padre, coloqué las cosas que
había comprado y me duché antes de cenar.
Harry volvió a aparecen de repente en mi casa por la noche
para quedarse cosa que agradecí ya que aún llevaba ese susto en el cuerpo y más
ahora que acababa de volver a verle.
Planeaba montar un fin de semana de chicas con Angela o uno con
mis primos así Harry podría quedarse en su casa ya que sabía que si no lo hacía
él no querría dejarme sola, aunque la verdad lo agradecía mucho.
Puse la televisión de mi habitación, un programa de los
típicos en los que salen cantando. Estaba sentada en la cama y Harry tumbado a
mi lado diciendo lo mal que lo hacía y lo mucho mejor que lo hacía el mientras
yo me reía, aunque en realidad era cierto.
Serían las once de la noche cuando alguien llamó a la puerta
de mi cuarto para seguidamente entrar en la habitación.
Yo me incorporé rápidamente imaginando que sería mi padre y
viendo venir lo que iba a pasar porque Harry estuviese en mi habitación a estar
horas, pero sin embargo mis ojos se abrieron de par en par.
No podía articular palabra y mi corazón pasó a latir
rapidísimo en un simple segundo.
No me lo creía. Él se quedó de pie mirándome y yo me levanté
despacio acercándome un poco a él.
Sus ojos oscuros con esas largas pestañas se clavaban en mí.
Sentí que el corazón me daba un vuelco al verle.
Mis sentimientos estaban completamente mezclados, no sabía
lo que sentía, le quería eso estaba claro, pero también estaba enfadada y
quizás sentía algo de tristeza.
Su pelo estaba tapado con un gorro y llevaba un poco de
barba que realmente le quedaba genial. Vestía con unos vaqueros y una cazadora
negra. Sus ojos estaban brillantes, me miraba y yo simplemente me perdía en
ella.
Una breve y pequeña sonrisa apareció en mi cara, demasiado
breve.
Entonces su mirada se deslizó detrás de mí viendo a Harry
tumbado en la cama y su expresión cambió drásticamente.
-
Zayn –dije casi susurrando.
-
Estaba claro –dijo con una sonrisa irónica en su cara.
Yo no sabía como reaccionar, quería decirle mil cosas a la
vez, pero las palabras no salían de mi garganta y otra vez y sin saber por qué
su expresión estaba rota.
-
Hola –dijo Harry levantándose de la cama- os dejaré a
solas –dijo saliendo de la habitación.
-
No, eso debería hacerlo yo –dijo Zayn bajando la mirada
y girándose pero Harry hizo caso omiso a lo que dijo y entró en la habitación
de invitados dejándonos a solas en mi cuarto.
Su mirada estaba baja y yo aún no entendía por qué de su
contestación.
-
Esto no ha sido una buena idea –susurró.