miércoles, 22 de agosto de 2012

More than this. Final.


Martes, 11 Julio.

20:34

19ºC

Bloqueé la pantalla de mi móvil al ver que el taxi paraba. Miré a través de la ventana donde unas finas gotas de lluvia se dejaban deslizar. Ese bloque de pisos. Sonreí al verlo.

Pagué al taxista y bajé de aquel incómodo coche para sacar mi equipaje del maletero con ayuda de su dueño.

Sonreí como forma de agradecimiento. Subí las pequeñas escaleras hacia el portal y abrí la puerta, rota aún. Me dirigí al ascensor para llegar a mi piso. Abrí la puerta aparatosamente consiguiendo dejar todo mi equipaje en la entrada y aspirando hondamente de ese particular aroma que tantos recuerdos me traía.

Miré mi móvil en el que una fina luz verde parpadeaba regularmente. Un mensaje.

Según mis cálculos ya debes estar aquí ¿verdad? Llámame cuando veas el mensaje. Te quiero, Harry.

Sonreí mirando esas palabras y dejé el móvil sobre el mueble de la entrada viendo las dos fotos que se situaban llenas de polvo a los extremos de este. En la primera Zayn y yo nos sonreíamos mutuamente, una foto antigua llena de recuerdos. En la segunda mi hermano y mis primos peleaban entre ellos haciendo que mi sonrisa se agrandase como cada vez que veía ese tipo de escenas.

Situé mi vista ahora en el espejo que colgaba encima del mueble. En los laterales unas pequeñas fotos de carnet se situaban enganchadas. Harry, Niall y Angela ocupaban varias de ellas. Luego dirigí mi mirada a una mía, de hacía años, el último curso del instituto.

Deslicé mis ojos hacia mi reflejo viendo como había cambiado. Cómo esos cuatro años habían pasado dejando en mí su rastro. Mi pelo ahora más largo y claro lo recogía en un coletero. Mi cuerpo más definido y mis facciones más marcadas.

Parpadeé un par de veces devolviéndome a la realidad.

Volví a coger mi móvil y sin hacerme de rogar llamé a Harry. Él me colgó antes de si quiera dejarme oír su voz y me mandó otro mensaje.

Ven a mi piso, tengo una sorpresa. Harry.

Me duché a toda prisa y me coloqué unos vaqueros con una fina camisa de seda dejando mi pelo caer mojado aún por mi espalda.

Salí de la casa agarrando el bolso y pedí otro taxi para llegar por fin a su piso.

Timbré un par de veces nerviosa hasta que pude entrar. Subí a toda prisa hasta su nivel y la puerta se abrió dejándome ver esos rizos cayendo por su frente casi tapando uno de sus dos preciosos ojos verdes acompañados de su sonrisa tan característica apoyada por su dulce hoyuelo.

Mis ojos se inundaron inevitablemente de felicidad y me tiré a sus brazos mientras él me alzaba en el aire dando vueltas sobre sí mismo.

-       ¡Estás guapísimo! –le dije.

-       Tú sigues igual de preciosa –dijo riendo.

-       Te eché de menos rizos –dije separándome un poco de su cara para mirarle bien a los ojos. Él sonrió aún más.

-       ¿Te quedas?

-       Me quedo –afirmé y él me apretó más haciéndome reír.

-       Oye, oye, oye, que me pongo celosa –dijo una voz a nuestra espalda. Mi mirada se dirigió hacia allá.

-       ¿Vicky? –pregunté retóricamente bajándome de mi amigo para darla un abrazo más suave que el anterior.

-       ¡Mi prima! –gritó Louis transmitiéndome una felicidad increíble, me acogió en un fuerte abrazo cuando Angela interrumpió tirándose contra mí.

Pronto vinieron Liam y Niall completando mi extrema felicidad. Entramos al piso pero antes Vicky se fue diciendo que quería dejarnos como en los viejos tiempos, reí ante ese comentario pero la verdad es que me gustó que lo hiciese.

Nos sentamos en el los sillones que había, casi todos estaban atentos a mí.

-       ¿Podéis creer que hemos acabado ya la carrera? –preguntó incrédulo Harry.

-       Es surrealista –comentó Niall.

-       Sí, tenemos 23 años –proclamó Louis.

-       No, yo tengo 22 –se quejó Harry y yo le apoyé.

-       Vale, tenemos –dijo ahora acompañándolo de una señalización a los todos menos a Harry y a mí- 23 años.

-       Ahora sí –dije riendo.

-       Ahora lo importante ¿quién tiene trabajo? –preguntó Liam. Todos excepto Niall y yo levantaron la mano.

-       Soy una mantenida ahora mismo –dije riendo.

-       Yo un moroso –se rió Niall.

La última vez que había mirado la hora eran las once y parecía que la noche iba para largo.

-       Por cierto ¿dónde está Zayn? –preguntó Liam.

-       Viene la semana que viene con Emma –contesté.

-       ¿Se queda? –preguntó feliz Angela y yo asentí.

-       Estaremos al completo –dijo Louis y yo me reí.

-       Tengo entendido que hay nuevas introducciones en el grupo –dije codeando a Harry a quien tenía al lado y echándole una mirada a Louis y Niall quieres estaban en frente mía.

-       Sí, algo hay –dijo Niall nervioso. Me reí.

-       Tres nuevas chicas –asintió Louis.

-       Son geniales –me susurró Angela al oído y yo me reí.

-       Vicky –dije mirando a Harry- Ruth –mire a un sonrojado Niall- ¿y? –pregunté a mi primo.

-       Sonia –dijo él feliz.- Qué mala memoria prima.

-       Bueno, ¿y qué pasa con Emma? –preguntó ahora Harry.

-       James ya está en Bradford desde hace un mes, se mudará a Londres ya que le han trasladado en su trabajo así que vivirá con él –dije feliz por ella.

-       Así que por eso volvéis ¿no? –preguntó Liam.

-       En parte. Echaré de menos esas playas y clima –dije melancólica.

-       Oye que aquí nos tienes a nosotros –dijo Angela tirándose hacia mí y yo la recibí en un fuerte abrazo.

-       Al fin juntos todos –dijo Niall.

-       Sí, es increíble –sonreí acompañada de todos ellos.- Pero no ha sido solo mi culpa.

-       Cierto, otros también nos abandonaron por un tiempo –dramatizó Louis.

-       Sólo pasé un año en Francia –se defendió Liam.

-       Y yo en Italia, pero ni siquiera fue el mismo año –dijo Harry.

-       ¿Veis? Al final no he sido yo la mala –me reí.

-       Bueno, ahora estamos aquí todos, y no se va a ir nadie ¿verdad?

-       Verdad –dijimos al unísono para estallar en una carcajada.

Cenamos algo por fin ya que estaba muerta de hambre y la noche pasó llena de risas, recuerdos, planes futuros, juegos y emociones.

-       Vale, ahora necesito aclaraciones sobre esto –me dijo Angela en la cocina.

-       ¿Sobre qué? –pregunté y ella dirigió su mirada a mi mano izquierda. A mi dedo anular. A mi precioso anillo. Sonreí, solo pude sonreír.


*FLASHBACK*

Domingo, 29 Junio.
19:43
Australia.

La brisa húmeda y salada corría por mi piel provocando cosquillas sobre ella. El largo vestido se enredaba entre mis piernas las que intentaban avanzar mientras se hundían suaves sobre la arena mojada. Mi mano izquierda agarraba la suave tela levantándola despacio para que no se mojase por el fino oleaje. Una larga trenza caía por mi costado mientras algunos mechones rebeldes salían de ella a la merced del viento.

Mientras, mi pequeña mano derecha se entrelazaba por otra más grande y como siempre, más cálida.

-       ¿Puedes creer que nos vamos a ir de aquí? –preguntó su grave voz mirando mi expresión de lado.

-       Extrañaré este lugar. –contesté elevando mi mirada para encontrarla con sus ojos castaños. Sonrió soltando mi mano para pasar su brazo por mi espalda.

-       Extrañas más a los chicos, a Angela, tu padre, tu hermano…

-       Sí, sí, les echo de menos, pero allí no se ven todos los días estas puestas de sol, ni tenemos playa a cinco minutos, ni este clima, ni nada de esto –repliqué.

-       Si no hubiese salido el trabajo a James, ¿te hubieses quedado? –preguntó interesado mirando a mis ojos.- Es decir, has terminado la carrera, podrías haber elegido volver.

-       Elegí hace cuatro años, después de un año sin ti, venir aquí. ¿Por qué iba a elegir ahora separarme?

-       Por tu familia, tus amigos –contestó.

-       No, no lo creo –contesté.- Tampoco lo pensé hasta que le salió el trabajo a James.

-       ¿Sabes? Hace dos meses, cuando creíamos que no iba a pasar todo esto, ya había pensado en volver contigo allí. Al fin y al cabo James tenía cada vez más tiempo para Emma y no me gustaba verte así, sé que echas de menos a todos ellos.

Sonreí. Hice que se agachase un poco para alcanzar sus labios y me fundí en un tierno beso con él.

-       Mentiroso –susurré en su boca.

-       ¿Qué? –preguntó asombrado separándose un poco.

-       No mientas, no tenías pensado hacerlo –le eché en cara divertida.

-       Sí que lo tenía pensado –se defendió con una sonrisa delatante en su cara.

-       Si no pasa nada, te quiero aún así –dije picándole. Intentó ocultar una mayor sonrisa y miró hacia el cielo.

Volvió su mirada hacia mí y levantó una ceja.

-       Mala pécora –me dijo y yo comencé a reír.

-       Mentiroso –le acusé otra vez comenzando a andar más rápido.

-       Intentaba ser romántico, rompes mis momentos románticos –se quejó mientras aumentaba el ritmo de sus pasos y yo solté una carcajada.

-       Admitelo cariño, cuando lo intentas te sale fatal –seguí jugando.

Él aumentó su paso y yo solté un pequeño grito echando a correr como podía con el vestido.

-       Caracol-col-col –cantó riendo ya casi pegado a mí.

-       No es justo, no es fácil correr con un vestido enredándose entre tus pies –me quejé riendo.

-       Pero es muy sexy –dijo alzándome a sus brazos. Reí agarrándome a su cuello.

-       Mira que bonita –dije señalando la puesta de sol que se mostraba frente a nosotros.

-       Tanto como tú –dijo y le miré.

-       Bésame –exigí. Sonrió y unió nuestros labios en un largo beso.

-       ¿Te apetece un chapuzón? –preguntó.

-       No Zayn, no –me quejé mientras él ya caminaba conmigo en brazos hacia el agua.

-       Anda, verás que divertido.

-       No –me volví a quejar agarrándome más a su cuello. Apoyé mi cabeza en su hombro rindiéndome.

Entonces vi algo tirado en el suelo, una pequeña caja azul.

-       Cariño ¿se te ha caído algo? –pregunté mirando hacia ella. Él se giró y me bajó de sus brazos rebuscando en sus bolsillos del pantalón con ansia.

Me acerqué hacia la caja y la recogí.

-       ¡No! ¡Espera! –me giré asustada por el grito y él vino corriendo. Me arrebató la caja de mis manos sin siquiera mirarme.

-       ¿Es tuya? –pregunté. Él solo asintió clavando su mirada en ella mientras la mantenía en movimiento con una mano.

Una caja pequeña de terciopelo. Suya. Estaba nervioso, inquieto.

Ahogué un grito en mi garganta mientras llevaba las manos a mi boca. ¿Iba a hacer lo que yo creía?

Levantó su mirada hacia mí y sonrió avergonzado.

-       ¡Oh dios! –exclamé notando como mi corazón se aceleraba.- ¿Es lo que estoy pensando?

-       Verás –comenzó y yo sólo acerté en abrir mis ojos y dejar que el aire dejase de entrar en mis pulmones.- llevamos juntos desde hace casi seis años. Hemos pasado por mucho: peleas, tonterías, un año sin vernos, muchos kilómetros, una niña… pero siempre hemos acabado arreglándolo.

Él agarró mi mano izquierda entrelazándola con la mía y yo intenté relajarme un poco aunque aún me encontraba en shock.

-       Sé que somos jóvenes, tú a penas tienes los veintidós pero llevamos juntos seis años y cada vez que te miro, que te abrazo, que te toco, que te beso, cada vez que estoy contigo me siento como la primera vez. Hemos convivido ya durante cuatro años y todo ha salido bien. Ahora vamos a volver a casa y vamos a seguir viviendo juntos –Un nudo se formó en mi garganta y por supuesto mis ojos se cristalizaron. Ahora mi pulso parecía que jugaba una carrera.- No tenía pensado hacer esto hoy pero supongo que cuando viste la caja no hubo vuelta atrás y la verdad es que me da igual el día que sea con tal de que tú sepas que te quiero en mi vida para siempre.

Bajé mi mirada hacia su mano, la cual estaba abriendo la caja con un precioso anillo dentro. Era fino, de oro, con unas delicadas formas en el centro marcadas con oro blanco. Era precioso y por supuesto, perfecto.

Hizo amago de arrodillarse.

-       No, Zayn, no –le dije tirando de su mano hacia arriba.

-       ¿No? –dijo casi en un susurro mientras su expresión se rompía.

-       ¡No! O sea, sí. Sí, claro que sí, por dios, ¡sí! –su expresión era confusa pero a la vez alegre.- Decía que no te arrodillases –reí. Él sonrió ampliamente y miro la caja con el anillo. Mordió su labio inferior levemente y una lágrima cayó despacio por mi mejilla. Me la aparte rápidamente.

-       Creo que hemos hecho algo mal, has contestado antes de que te lo propusiera –se rió nervioso y yo le acompañé.

-       Hazlo ahora. –Le pedí. Sacó el anillo de la caja fijando su mirada en él y después la clavó sobre mis ojos.

-       ¿Quieres casarte conmigo? –preguntó sonriente. Asentí casi ansiosa con la cabeza y él cogió con cuidado mi mano izquierda introduciendo el anillo sobre mi dedo anular.

Levanté mi mirada del anillo y la dirigí a él, sus ojos. Sonreí ampliamente al igual que él.

Abrazó mi cintura elevándome del suelo mientras reíamos. Me besó. Sus labios se movían suaves, con cuidado. Separó su boca de la mía apoyando nuestras frentes.

-       Eres oficialmente la señora Malik.




















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GRACIAS a todas mis lectoras. Gracias por llegar hasta el final de la novela. Gracias por apoyarme. Gracias por todo. 

Solo espero que el final no os haya disgustado. 

Espero vuestros comentarios amores. Os quiero.

jueves, 16 de agosto de 2012

More than this 2.32


-          ¿Así que es un esguince leve?

-          Sí, no sé quien le dijo que era una fractura pero si hubiese sido eso debería haber venido aquí en el primer momento, es peligroso que una fractura no sea observada adecuadamente. –Explicó el doctor.

-          Muchas gracias señor –le dije agradeciéndole con una sonrisa.

-          No es nada y por dios, recordad que con una fractura no podrías ni mover la pierna. –Reí levemente mirando la expresión de Zayn. El doctor salió de la sala.

-          Eres un listillo –le dije alcanzándole una de las muletas.

-          Nunca me había fracturado nada antes –se intentó defender.- Además, el día que volvimos, cuando yo tenía fiebre, creí que sería más grave ¿sabes?

-          Supongo, pero ya ves que no fue para tanto, en unas horas estabas como nuevo –dije agarrando mi bolso para salir de la consulta.

-          Como nuevo a tu vista –dijo él y me giré a verle. Rió.- Es broma.

Regresamos a casa con ayuda del tío de Niall y Zayn llamó por fin a su madre para contarle lo ocurrido. Tras unas cuantas discusiones su madre accedió a dejarle pasar lo que le quedaba en Irlanda con nosotros.

Pasamos una típica noche entre amigos y al día siguiente Angela y Kat me arrastraron hasta la calle para enseñarme un poco los alrededores. Comimos fuera y a media tarde cuando ya anochecía volvimos a casa.

-          Tío ten cuidado –se escuchó a Niall decir desde dentro.

-          Hola –gritó exageradamente Angela.

-          An mis oídos sufren por tu culpa –se rió.

-          ¿Por qué eres tan tonta? –dijo tirando de mi brazo hacia dentro.

Mi amiga entró en la sala mirando a ambos lados de ella. Pude ver como Liam le guiñaba un ojo y entonces ella se giró quedando frente a mí.

-          Tía no tendrás un tampón, se me ha olvidado traer –dijo haciendo una mueca. Fruncí el ceño y miré hacia el baño de abajo.

-          Yo no he traído pero puede que aquí tenga la tía de Niall –contesté dirigiéndome al baño.

-          No, ¿arriba no tienes?

-          No An, te he dicho que no he traído. Sorda. –me reí.

-          ¿Y compresas?

-          Tampoco, aún no me toca. –Angela revoleó sus ojos y se giró un poco. Entonces Kat vino.

-          Chicas ¿tenéis tiritas? Creo que me he cortado con algo. –dijo ella.

-          Yo no, ¿has traído tu kit de emergencias? –me preguntó Angela y yo estallé en una carcajada.

-          Mi ¿qué? –Kat inevitablemente comenzó a reír pero Angela no mostraba ningún destello de gracia.

-          Joder tía, a ti o directamente o no te enteras –dijo ella y yo continué riendo.

-          ¿Qué?

-          Que subas joder, que subas –me dijo empujándome hacia las escaleras.

Entre aún una leve risa subí al piso superior. Me dirigí a la habitación y vi un papel sobre la cama.

Sal a la terraza.

Sonreí e hice lo que ponía. Cuando llegué abrí la puerta y la cerré a mi espalda.

Zayn estaba sentado sobre unos cuantos cojines y mantas esperando una respuesta en mi cara. Cuestioné lo que hacía con mi mirada pero me senté a su lado rápidamente.

-          ‘¿Sal a la terraza?’ –pregunté intentando imitar su voz mientras me acurrucaba a su lado. Él se rió.

-          Era eso o ir cojeando desde la habitación hasta aquí –solté una breve carcajada y me giré a verle.

-          ¿Y de dónde esta obsesión por la terraza? –pregunté sintiendo como mi aliento golpeaba en sus labios. Él pasó una de las mantas por mis hombros mientras extendía otra sobre nuestras piernas.

-          Es bonito y desde aquí se ven muchas estrellas –contestó.

-          Y hace frío –me quejé.

-          ¿Alguna vez estará contenta la señorita? –me reí.

-          Siempre lo estoy a tu lado. –El sonrió y besó mis labios brevemente.

-          Te explico –dijo de golpe separándose de mis labios.

-          Me explicas –me reí.

-          Cuando tuve el accidente en el avión –me encogí inevitablemente al escuchar eso- todo el tiempo que estuve allí dentro viendo como la gente se desesperaba, viendo como muchos de ellos lloraban y otros sufrían tanto me dio mucho que pensar.

-          ¿Sobre qué? –pregunté interesada.

-          Nosotros –contestó.

-          ¿Nosotros? –una sonrisa se dibujó sobre mis labios.

-          Sí. Verás, esto es raro. Mi vida es complicada, mucho. Hace un par de días James me llamó.

-          ¿Pasa algo con Emma? –pregunté asustada.

-          No. Bueno sí, algo así. –Fruncí el ceño.- Le han ofrecido un trabajo fijo en Australia, incluida la casa, transporte, vuelos y muy bien pagado. Quiere aceptarlo.

-          Pero ¿Emma?

-          Ese es el problema. Él quiere aceptarlo pero Emma iría con él.

-          Pero ese trabajo es complicado, pasaría muchas horas fuera de casa.

-          Ese es el otro problema –dijo bajando su cabeza.

-          Espera, ¿no estarás pensando en ir allí? –dije casi susurrando esperando que estuviese totalmente equivocada en eso. Me separé un poco para quedar frente a él y mirar directamente a su cara.

-          Sería una opción –levantó su mirada encontrándola con la mía. Podía ver esa duda, ese miedo en sus ojos. Levanté una de mis manos y la apoyé en su mejilla. Él suspiró.- No quiero separarme de ti.

Mi mano calló hasta su cuello y mi mirada se perdió en la nada.

Intenté imaginarme por un momento mi vida tal y como estaba sin él. No encontraba sentido en ella. Un paseo sin su mano para agarrar. Un beso sin su aliento. Un abrazo sin sus brazos a mi alrededor. Un suspiro sin su aire. Una mirada sin sus ojos. Una sonrisa sin sus labios. Un vacío constante.

Noté como mi cuerpo pedía su abrazo antes de que ese cúmulo de lágrimas que se había formado en mis ojos cayese.

Levanté mi mirada para encontrarme esas facciones con las que sabía que no podría vivir ni un segundo. Me abalancé sobre él casi de forma desesperada y sentí como me recibía de la misma forma.

Utilicé toda mi fuerza en ese abrazo como si alguien fuese a intentar separarnos. Mis ojos soltaron unas cuantas lágrimas y lentamente nos relajamos. Mi cabeza quedó apoyada sobre su pecho y podía escuchar su corazón bombeando sangre a un ritmo regular. Él acariciaba mi pelo con cuidado.

-          Ven conmigo –susurró casi en mi oído.

-          ¿Qué? –cuestioné incorporándome un poco fijando mis ojos rojos sobre su mirada con un destello de esperanza.

-          Ven conmigo –dijo ahora más seguro. Sonreí, fue inevitable pero pronto se desvaneció.

-          No puedo –dije bajando mi tono de voz mientras dejaba caer mi mirada.

-          ¿Por qué? –preguntó levantando mi cara. Suspiré.

-          No puedo dejar a mi padre aquí, y no me quiero separar de mis primos, Angela, Niall y Harry, no puedo. Tú dijiste que esa era una opción ¿qué otras hay? –él hizo una mueca.

-          Otra sería que Emma pasase todo el día con una niñera o que James se quedase aquí. –Suspiré sabiendo que esas opciones no serían las elegidas.

-          Pero Zayn ¿qué piensas hacer? ¿ir, quedarte con Emma y dejar los estudios? ¡es una locura! –Intentaba convencerle. No lo sabía en ese momento pero era lo que estaba haciendo. No quería que se fuese y quizás cualquier ‘pero’ que encontrase me serviría para que él se quedase.

-          Cariño, yo termino este año el instituto, la universidad tiene horarios diferentes y no es obligatorio asistir a las clases, sería diferente. –Lo decía como si fuese la cosa que más odiase, como si todo lo que viese de ahí en adelante no le gustase lo más mínimo, pero sin embargo prácticamente ya había tomado esa decisión.

-          ¿Estás siendo consciente de que lo vas a dejar todo aquí para irte al otro lado del planeta? –mi tono de voz aumentaba, estaba asustada, quizás demasiado.

-          Soy consciente de que si hago eso voy a tener a la persona más importante de mi vida al otro lado del planeta, sí, lo soy.

-          No estás siendo nada racional ahora mismo ¿sabes?

-          Lo que pasa es que tú no entiendes que si yo ahora dejo que Emma y James se vayan la niña va a estar sola toda su vida. No va a tener familia. Creo que ya es suficiente con que su madre la abandonase, no voy a quitarla también el que pueda tener un padre o al menos alguien que de verdad la quiera.

En ese momento me di cuenta de que iba a hacerlo. Se iba a ir y yo no podía hacer nada.

Apreté mi mandíbula conteniendo todas las lágrimas y rabia que se apoderaban de mi ser y él se acercó a abrazarme.

-          ¿Por qué tienes que ser así? ¿Por qué no puedes ser egoísta por una vez y pensar en ti, en que quieres quedarte? O piensa en mí y en que quiero que te quedes. –Dije mientras no paraba de llorar.

-          Lo siento –dijo juntando nuestras frentes.- Te quiero. –Un sollozo salió de mi garganta mientras respiraba del aire que salía de su garganta.- Te quiero aquí y te voy a querer allí, donde esté lo haré. 




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Hola amores míos. El próximo capítulo será el último y lo subiré la semana que viene porque me voy, los siento. 
Espero que os guste y me comentéis. Os quiero.